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“¿Por qué vine, y nadie apareció? ¿Por qué llamé, y nadie respondió? ¿Acaso es demasiado corto mi brazo[a] que no pueda rescatar? ¿Acaso no hay en mí fuerzas para librar? He aquí que con mi reprensión haré que el mar se seque; convertiré los ríos en desierto hasta que se pudran sus peces y se mueran de sed por falta de agua. Yo vestiré de oscuridad los cielos, y les pondré cilicio como cobertura”.

El SEÑOR Dios[b] me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado. Me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que yo escuche, como los que son adiestrados.

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Footnotes

  1. Isaías 50:2 Según vers. antiguas; heb. omite dice.
  2. Isaías 50:4 Según Rollos MM; TM, aguas.